miércoles, 12 de octubre de 2011

Exaltación a la maga.

En todas las cosas bellas, ella, dejó un poco de magia.
Y yo, que era algo más feo, de lejos, la contemplé.

¿Cómo se siente el ser Dios?
¿El perder cada uno de los miedos
y que al regresar olvides toda sensación?

El sabor cayendo gota a gota
y las barbas envejeciendo vello a vello
y la felicidad naciendo gramo a gramo
como si recuperaramos nuestra alma.

No existe metáfora para su figura,
por eso todo lo que toca
se convierte en un poema.
Por eso, todo lo que toca,
se convierte en poesía.
Y como la poesía, está en todas partes.

En todos los versos.

¿Lo notas?
Como el fluir del tiempo discurriendo de tu garganta hasta tus pupilas,
la marea revuelta de tus pensamientos quebrando en estallidos,
el páramo de mis pálabras desgarrando mi pecho,
el transgredir de las salvajes mariposas,
el acallado baile de mis pies,
el crujir del cielo,
el silencio.

Sin tu lengua, maga,
no hablaría la música.

Sin tus labios, maga,
no tendría voz la libertad.

Sin tus pechos, maga,
no dormirían los sueños.

Sin tu corazón, maga,
no creería la justicia.

Sin tu vientre, maga,
no perdería la calma.

Sin tus piernas, maga,
no bailaría el mundo.

Sin ti, maga,
no habría poetas.

Quizás no era tanto, pero era un tonto, y ella un templo.
Quizás no era bello, pero era ciego, y ella un cielo.
Quizás no era yo, pero era Dios, y te creí.

Si el mundo se arrodilla ante Dios,
Dios se arrodilla ante ella,
como una orquesta.

La batuta alzándose indica el ritmo de mis latidos,
el de mi muerta piel,
el de mis oídos sordos que ahora,
tras años dormidos,
ignoran la melodía que brota del saxo, del piano, de la guitarra, del contrabajo, de la viola...
y yo mudo,
tú sombra brillante cantando hace de mi ciego recuerdo
el cuento más hermoso,
que un analfabeto jamás podrá saborear.

Esa cintura,
la que te arrebata todos los sentidos,
es la que misma que te contará al oído, a oscuras, en qué consiste la vida,
pero ya no recuerdas qué recuerdan las cosas.
Solo a ella.

Solo a la maga,
como el lamer del amanecer,
brilla,
y abrasa.

Y cuando cruce la acera
en cada uno de tus sentidos la tendrás grabada,
la campanadas serán su eco,
para siempre.

Esa sonrisa de felicidad jamás podrá abandonarte.

En todas las cosas bellas, ella, dejó un poco de magia.
Y tú, que eres algo más feo, de lejos, la contemplaste.



4 comentarios:

  1. Eres un pelma.

    Yo tuve una época de poeta enamorado de una mujer bella e ignota. También escribía poemas dedicados a esa belleza desconocida en los que por lo general, ella era intocable, omnipresente e inmortal. Al igual que el amor que profesaba por ella.

    Al final todo se acaba pasando. Pero todo son épocas, oye. Uno nunca sabe cuándo volverá a poetizar su visión del mundo.

    Ya me he metido en tu puto blog. Y te he comentado. Para que te quejes, capullo xD

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  2. ¿Ves como te equivocas completamente?
    Por supuesto que hay una maga, pero no hay un dolor insoportable, ni una lejanía, ni una imposibilidad.
    Lo que queda es la felicidad, y la magia de poder hacer un poema gracias a eso.
    Pero no, esto no es un poema sobre lo lejana que está la maga.
    Hace tiempo que dejé de ser adolescente, para volver a ser un niño.

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  3. Tan sólo expresaba lo que me había sugerido el poema. También había en mi comentario un retazo de la melancolía que siento al recordar el tiempo en que escribía sin pudor, y dejaba salir todo lo que tenía en mi mente. Siento si ha molestado mi comentario, pero es lo que me ha salido al comentarlo. Todos nos equivocamos. También es lo que tiene la poesía, que nos lleva a miles de interpretaciones.

    Y mi comentario tampoco iba en un tono crítico, repito. Cada cual es dueño de su inspiración y obra, y respeto como primera norma la creación del artista, pues ahí reside el arte puro.

    Tampoco creo que la añoranza del amor imposible sea un tema exclusivamente adolescente (con apenas doce años empecé a escribir mis cositas), cualquier adulto (y puedes mirar a cualquier poeta) ha usado el tema para dejar vía libre a la inspiración.

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  4. La magia está en conocer a ese alguien. Deja belleza y dolor a su paso, y aun cuando nuestra cabeza nos engaña y nos arranca el dolor a tiras, un día te despiertas y todavía te quedan versos.

    ¿Qué importa sufrir si puedes escribirlo después, en definitiva? ;)

    Me encanta.

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