miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ser verbo.

Pintar. Pintar de nuevo.
Y barrer las calles y sus sombras.
Pintar las flores, las rosas,
de las esquinas de París.

Llegar tranquilo a los versos
de la más alta colina.
Llegar a ver el amanecer
suspendido en tus mejillas.

Tropezar con la noche ciega
las paredes que no alcanzas.
Tropezar con el dulce tango
de una lenta guitarra.

Alargar la risa
que lamen mis oídos.
Alargar un segundo
hasta romperlo contigo.

Yo no esperaba ser tan verbo
hasta que llevaste a la luna
cada uno de mis cuentos
cada una de mis locuras.



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