domingo, 26 de febrero de 2012

Charla matinal poética viajera.

Lo mismo me das
la espalda que tus mejillas
en unas manos diminutas
o te ríes de mis calcetines
o de mi nuevo sombrero
acariciandome el costado
con tu risa pícara.

Lo mismo me das
rizos por todo mi pelo
o dibujas bocas pegadas
que gritas tu sentencia
que gritas que me pare
sin fuerzas en tus manos
ni ganas en tu piel.

Porque he encontrado
nuevas terminaciones nerviosas
a lo largo de tu cuello
que le dan a la locura tu nombre.

Porque he encontrado
la carretera precisa para perdernos juntos:
de tu cuello a tu ombligo.
-Cuando se trata de conducir, me obligas
a dejarte los mandos-.

Y cuando llega el invierno no nos damos cuenta
porque descubrimos kilómetros bajo tu cama.
Y como el peligro será la trampa de tus sábanas
nuestro alimento será el cabello en nuestra cara.

Se rompe la estufa
me llamas torpe
te atrapo la cintura
y te revuelves.

No te callas nada,
no sabes.
Intentas evitarme,
pero no puedes.

Te cuento un secreto
y te estremeces.
Te cuento un cuento
y te me duermes.

Te callas los tuyos.
Tranquila, yo los robo:
Si te regalo un dulce
insistes con un "¡bobo!".

¿Dónde estará la ropa?
Si me río, no te hace gracia.
Seguirás estando guapa
te pongas lo que te pongas.

Y en tu espejo
mientras bajamos
me das un beso
de despedida.







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