viernes, 17 de febrero de 2012

Vasos.

Pudiendo elegir los vasos que no bebo
prefiero elegir los que me beben.
No aquellos perfectos.
No aquellos con esmalte de rubíes
ni baños en oro.
Prefiero baños cálido
y rubíes desgastados
por mis labios de invierno,
cortados
ahora en cicatrices
por cada uno de los versos que me quitaron de la boca.
Quiero corromper los rubíes
hacerlos polvo
y llenar el vaso
el vaso que elijo
el vaso que contiene la miseria
y no lo corrompe.
El que me trata como un niño
y me deja beber
el que me ve sediento
y hace de mí un borracho
un hombre sincero,
variable
inexplicable
obtuso,
un hombre,
un vaso
del que no beberías.
Del que no deberías beber.

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