martes, 20 de marzo de 2012

Prólogo

-¿Qué fue lo primero que me dijiste?
-Algo sobre fumar.
-No querías saludar entonces. Y has ido
olvidándolo a medida
que escribías más y más sobre nosotros.
-Hacerte inmortal.
Las palabras afiladas con tu sonrisa
cortan como versos.
Las huellas también se desangran,
se van muriendo,
y no queda más que la nieve,
y un solo cigarro
no puede acabar con el invierno.
-Los vicios...
-El vicio de ir tejiéndote inmortal.
Aguja y tinta.
-¿Y qué queda de ti entonces?
¿Qué eres?
-La distancia que queda hasta tu nombre.

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