miércoles, 2 de mayo de 2012

Ella era como salir corriendo tras ella


Ella era como salir corriendo trás de ella, cuando ella mirase sin mirar del todo, con ese gesto de despiste, esas prisas por perderme, y esos pies desnudos por atraparla.
Entonces, asfixiado, me detendría. Ella, volando, nunca se cansaba.
Moviendo los dedos del pie me alzaba el rostro. Desde el día que la conocí, no ha habido acto alguno que no haya hecho para salvarme la vida un poco más.
Entonces, me besó, con todo el aire que ello conllevaba. Cuando caí con el peso de una pluma miles de mariposas escaparon de sus flores.
Ese beso le provocaría a mi cerebro una falta de oxígeno que lo atontaría de por vida. En realidad ya estoy bien muerto, pero no me importa. Cada beso va cavando una tumba entre las nubes.

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