martes, 28 de agosto de 2012

La Pirata

Te preocupas de las riquezas
dormida.
Yo como un espíritu que narra
vidente
del lecho de oro en el que yaces,
contemplo
tu figura desde lejos, desde la pluma
del ave
que un día descansó en tu ventana.

Cuando cierro los ojos
soy el padre de Hamlet
en la carne de Otelo
que te pide que vengues
la frialdad del sueño.

Y lo hago
porque dice tu piel
que surcar los mares
es peligroso.

Pero yo te he visto nacer de entre el mar en llamas.
Chimeneas desde tus pies tiñendo el cielo,
me atacaste con la furia de un ángel de piedra
y tú vestida tan sólo con una calavera.
Hundirse en las aguas es morirse poco a poco...

Yo tuve que ser ahogado.

Y no fui hasta entonces
consciente de mi ceguera.




1 comentario: