Querido yo:
Lo siento.
Te he provocado
tantos enemigos que si los reuniéramos ahora para decidir quién te mataba
acabarían matándose entre ellos.
Siempre he tratado de
echarte la culpa a ti: De cuando era verano y yo quería invierno. Quizás
todavía no entiendas que bajo los abrigos nadie es capaz de reconocerme.
He intentado ser
amable contigo, pero si me tocas el hombro me dices que debo ser feliz y yo no hago amistad con quien destroza vidas.
Si buscas los
espejos: Han convertido los cubos de basura en cajas de música. Suenan mejor
que el reflejo que reflejan.
He visto morir al
amor de mi vida entre mis manos, mientras tú la borrabas de la eternidad de tus
palabras, quedando sólo besos del mar sobre mis rodillas.
Y sé que a pesar de todo
te sientes afortunado. Eso es lo que más odio de ti.
Yo no.
Nuestra amistad es y será como aquella nota de suicidio que no para de escribirse mientras nos matamos.
Nuestra amistad es y será como aquella nota de suicidio que no para de escribirse mientras nos matamos.
Debo confesar que, en cierta forma, me he sentido identificada con "ese yo". Te felicito. Me ha encantado. Saludos!
ResponderEliminar