viernes, 30 de septiembre de 2011

Versolibrismo del alma.

Tu nombre ya era una aliteración
y tu voz contenía musicalidad.
Tus pasos, ritmos y cantos,
tus labios, metáfora de la soledad.

Encabalgado sobre mi pecho
se encuentra la hipérbole de mis latidos,
la hipérbaton de mis sentidos.

Eres Venus de tópicos, de Petrarca su pluma.

Siempre dice adiós, y te quedas.

Una diosa me manda a hacer Hierofante,
y me encuentro con que alguien creó ya una,
solo una.

Contigo,
el tiempo presente es una patraña del lenguaje.

Caligrama de la vida,
alma de mi alma,
azur tu aliento de seda.

Soneto perfecto vestido de jarcha...
¡Claro que me encelan las gregería
de tus castillos de cielo
de tu paracaídas de escarcha!

Tumbados,
nuestros besos caen sobre besos,
isotopía de tambores.


En tu garganta contienes el incendio de mis canciones.
En tu mirada contienes el siglo de las luces.

Si no te anhelo, no te he escrito.

Que nunca te ate nadie la mirada.
Eres el versolibrismo del alma.
Eres la vida.
Poesía.

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