¿A dónde me dices
sombrero
que voy?
A los jardines de la infancia
donde están permitidas las mentiras
para crear felicidad.
A los montes de sauco labrado
en varitas de flexible porcelana
para gravar en ellas la verdad.
A los sonoros gritos de auxilio
para espantar los monstruos de mi cama
con la dulce mirada de la bondad.
A los lomos de dragones peludos
y a las espaldas de libros cerrados
que te permitan ver mucho más allá.
A los ejércitos de niños y duendes
enfilados a los deseos más inocentes
donde la muerte nunca llegará.
A los amores de mejillas blancas
donde la guitarra no ha posado sus bramidos
y una elegante almohada te permite soñar.
A los cuadernos aún desdibujados
y allí un monigote puede ser mago
capaz de superar cualquier azar.
A los ojos de un adulto latido
cuando surgen las piedras en el camino
y te van naciendo las alas para volar.
A los armarios bien escondidos
donde toda lucha sea destino
y no hay hechizo que te pueda desencantar.
¿Le preguntas a un sombrero a dónde vas?
Tú eres el niño de tu cuento.
Tú eliges ahora. Y tú siempre eligirás.
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