Si yo pudiera decirte viento
te llevarías mis palabras.
Qué azar haría pues tus
quebrados caprichos de dama.
Cazaría pues todo
exhasperado aliento de alma.
No iba a subir hasta que no fuera todo escalera
o escalones.
Agar, azur y tal sonrisa, inquietas la subida
de apagada luna.
Aquellas hojas secas caen y no
se dejan desnudar poemas.
Si has sido tú
devuelveme mi gemir de guitarra.
Pero sin ti
hasta el frío derrite mis alas.
Viento
no me lleves al orgasmo más alto.
Y se va quedando entre nosotros un congelado hueco
que nos separa.
Si no has venido a beber, ¿a qué has venido?
Tan solo a derramarme hielos, a poner en mi frente
alargada sombra.
Glass. Al rincón de mi pecho. A suspiros de cama.
Úrsula, cómo rompiste la virginidad de mi inocencia
aún sin arena.
Si allí, mira, si allí subiera, viento, ¿me ayudarías?
No vengo a volar por la tierra.
Ya hay mucho idiota con alas.
Vengo a regalarte el agua
que sobró de tu boca.
Vengo a apagar el tiempo
a apartarte de mi gruta.
Vengo a decirte, viento:
ya robaste mi aliento,
ya no queda nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario