<<Juventud, divino tesoro>>
Ruben Darío.
Ruben Darío.
Cuando vas a llenar el cántaro de cuentos e historias
ninguno lo llena.
Siempre queda alguna página en blanco
el viento de aquel libro revoloteando las imágenes de monstruos y fantasmas
vestidos de etiqueta.
El millón de amigos que tienes -y cada día subiendo-
nunca ocupan la habitación más pequeña
y el eco de tu tu, tu tu, tu tu, tu tus latidos
pinta paredes con buenosdías y quétales.
Las vertebras del saxofón no suenan a lamido pues
te convence el sonido de los hielos silenciando tus palabras,
enfriando almohadas.
Pero...
Si atrapara sus suspiros entre mis dedos... podría comer toda mi vida.
Un si bemol te para los pies.
El señor orgullo comenta a almanaques en blanco que amas
y se te llena la boca de besos en mejillas alejadisimos de comisuras.
Hablas de tus caramelos de plata
como si fueran caramelos de oro.
Si se acercara un poco más Peligro
dejaríamos que nos violara las entrañas.
Despierta.
Tras la puerta de tu hogar
la libertad no tiene alas.
¿Para qué quieres volar
si tienes patas?
Humano, para que me entiendas:
Para ti, leer, es dejar pasar las páginas.
Juventud, divino tesoro...
¿dónde te has metido?
"vestidos"... está dentro de lo palpable y lo que no, a veces "fantasma" a veces "etiqueta".
ResponderEliminar"nunca ocupan la habitación más pequeña", retumba a sarcasmo, los "tus" sin tildes siempre fueron vacíos, los "quetales" llenarán instantes vanos, no "laten".
"enfriando almohadas"? No, no son sueños muertos en heladas, ni las almohadas representan descanso.
Tus "pero" no son con..., para tí y lo que continúa, letras, vida,1, es :"."
Los caramelos siempre son de oro, eres tú el que los haces de plata.
Volar siempre fue bueno, siempre volaste de puertas para adentro, pero saliste, no por la puerta porque entran todos, te mereces la ventana, la encontraste.
Los que nacen viejos guardan con más ahinco su eterna juventud.
¿Eso es que te gusta o no te gusta?
ResponderEliminarNo entiendo la mitad de tu crítica, pero gracias por comentar.