En el acorde dulce de la memoria,
en la voz acallada de las sombras,
alguien inventó una tecla
y le dio a la música forma:
la tuya.
En la gramola suena queen al azar,
en mi voz los versos que tiemblan,
y en nuestra tierra
caminan las nubes
desnudas.
Vamos a borrar del diccionario
la palabra caer
con la fuerza de nuestros labios.
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