viernes, 13 de enero de 2012

Con los pies en la tierra, y la tierra en las nubes.

Como si se pudiera simplemente apagar el fuego.
Qué vicio acercar la mano para borrar las huellas,
dejar tu piel suave como los mares o los lagos,
zambullirme desnudo, muerto, cerrados los ojos.

Tus palabras encienden el rubor cuando no dices,
las dejas en un desierto esparcidas bajo nubes,
que la tormenta ase y cala el último de mis huesos,
cae fina lluvia cálida cada segundo de silencio.

Jugando con vientres púberes somos invencibles
diarios nuevos hablarían de almas y corazones
ignorando los temores nos haríamos caminos.

Pero perdido en tus dedos venceré al universo,
leyendo las estrategias que guardan tus mejillas.
Si tengo que morir en la guerra, tu beso será la bala.

Y no me importa.

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