domingo, 29 de enero de 2012

Nunca Jamás.

Ya debe estar al caer.
La sonrisa del cielo es triste.
Se ocultará de las montañas.

Una moneda brillante
rodeada por mil deseos
olvidados como el silencio.

Suena un jazz:
los grillos sobre los árboles
son los instrumentos de la soledad.

La sombra sin sombra
se sienta azul bajo el banco
cuando nadie encuentra su boca.

En la tumba
se retuerce el adiós
y sus miedos.

En el buzón
se enamora una carta
desde mayo del sesenta y ocho.

Se ha roto la galaxia
tan solo veo barcos piratas
en el país de Nunca Jamás:
Los he visto en tus sueños
improvisando las formas.









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