Así en el clamor de los tulipanes,
cae rendida, mi niña, cae rendida.
Con la caricia pícara en el pecho,
las manos en racimo bajo el rostro,
si el sueño te retuerce una sonrisa,
caen flores en fichas de dominó,
y la montaña a tu lado se vuelve valle,
buscando aquellos sueños
que los sueños sueñan.
Gracias por compartir tus cromosomas de luz. Besos.
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