miércoles, 7 de marzo de 2012

El desierto

Imagina que el calor del desierto
fuera de los poemas perdidos
la tinta no leída por sus musas
a la luz del sol, las palabras
derretidas en la palma de la mano.

Imagina todas aquellas noches
pergaminos cerrados en los labios
en donde el papel se cuartea
cuando nada queda, solo tinta
que baña la soledad con el frío.

Hay una ciudad de poemas
si anduvieramos descalzos.

El desierto no es más
que un espejo desnudo.

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