jueves, 12 de abril de 2012

Y qué más da dónde llueva.

Y qué más da dónde llueva.
Hoy la he contado toda. Toda. Toda en voz alta, pero los gritos se apagaban como el agua. Y es que los ojos siguen insistiendo en fijarse en la vida cuando ya está muerta, cuando estalla con la boca abierta y se puede ver hasta la campanilla.
Y quizás dentro de la garganta estén los secretos.
Y quizás la garganta tenga forma de libretita azul.
Serías capaz de decirme el número de páginas, el número de manchas y el número de la página en la que aparece la mancha y luego odiar el mensaje, odiar el ruidito intenso de la tecnología diciendo "está ocurriendo".
Porque eres una persona normal,
y ladras cuando se esconde la luna.

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