Nunca miraríamos al cielo, si no fuera por las estrellas.
Yo nunca me miraría al espejo del ascensor
si no te viera alrededor de mis brazos con una manzana.
Y yo sin ti soy como noche sin estrellas,
una sombra de otra sombra, que no vale la pena mirar.
Soy como el trompetista que nunca sopló.
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