martes, 25 de septiembre de 2012

Poeta muerto

Es un día duro para los soñadores.
¿O es de noche? No sé...
Puede declararse cada uno perdido
dónde quiera, dónde pueda.
¿Acaso elegimos nuestro féretro?
Morirse queda caro,
y no me dan permiso para vivir eternamente.
Las bocas que puedo alimentar
no comerán las letras de mi cultivo.
No somos más que lechugas
abandonadas a merced de los cuervos.
Los gatos me entienden.
Ahora mismo uno intenta comerse
las fuerzas con las que te echo de menos.
Es al único al que es escucho cuando habla.
Y a los hombres muertos,
porque ellos no sienten la necesidad
de que odie a nadie
salvo a ellos mismos
como yo me odio.
Es triste darse cuenta
de que uno es más poeta
cuando menos quiere serlo.

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