miércoles, 3 de agosto de 2011

Niños.

Kilometros y kilometros de hilo,
y un par de vasitos de cartón.
El mío está pintado con los brillantes colores de tu sonrisa,
con una luna,
y un piano de cola
en el que recuerdo tus manos
tocando inimaginables melodías
para el niño que se ha despertado.

¿De qué pintarás el tuyo?
Me taparé la cara para que no me veas,
pero ojalá y me dediques un solo rayajo,
y a ese rayajo le des un besito
de buenas noches al dormir
de buenos días al despertar
y que mientras sueñes,
lo tengas entre tus brazos.

Entonces,
cuando podamos,
Tensaremos el cable de tanto añorarnos
y con un intenso grito
que alcazará nuestro pecho como un susurro
diremos

qué alegría tenerte a mi lado.

Aunque los dos sabemos que nos separa un cable
y kilómetros y kilómetros de ilusión.

Entonces,
los días que andes intranquila,
te contaré un cuento sobre dos,
que juntos,
volvieron a ser unos niños.

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