miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los niños dormidos.

Lo siento.
Pero estuve a punto de tirar al traste todas mis promesas.
La de no quiero besarte,
la de no quiero morirme aquí untado en sábanas,
la del cuento de buenas noches hasta que despuntara el alba.

Y lo sé.
Que tu lámpara fundió sobre la pared nuestras formas.
Y mi mano se alargaba
contando los besos que mataría por robar de tu boca
a sabiendas de que tu silencio sostenido también los contaba.

¿Qué hago con todos esos cuentos
que vi mientras dormías?
Qué triste metáfora el sueño.
Qué dulce moraleja.

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