viernes, 3 de febrero de 2012

Track 3, última parte.

Con una escoba barremos los tambores. Una escoba de espinas, bien diferenciadas, livianas, sin hijos y sin parientes. Todos amigos, todos se odian. El de allí se limpia los cabellos uno a uno, con fuerza. Son tan gruesos como la torre Eiffel, más bellos que la torre Eiffel, más oscuros que la torre Eiffel. Encuentra el enredo aquí y allá. Un poco más arriba, y un tanto más abajo. Do dos veces. Un tanto más abajo, un tanto más arriba, si sí señor. La estrategia perfecta para ser un campeón es encontrar un hueco lo suficiente profundo como para no caer al matarte, y tirarte de cabeza. Re repito. Tirarte de cabeza. El otro señor te invita a entrar. Te amenaza. Te grita. Te dice ven ven ven, una y otra vez, y más te vale que no le intentes rechistar te dice ven. Te dice ven, ven. Te dice ven.
-No me puedes decir que no te gusta –dijo la dueña del bar.
Así movió los dedos que lo vio él, como si jamás hubiera llovido sobre Nueva York. La banda crujía cada instrumento como si no lo fuera. Era el metal bien sustituido por cada rato de su piel, y al hueso que iba cayendo, al hueso que iba sosteniendo, lo carcomía la ruda poesía de la improvisación.
Ser el capitán del gran batallón. Rujo atrevida mi posición. Se acerca el enemigo la batalla comenzará, y estos dedos fugaces no pararán de tocar. Con la voz del duque, su entrenamiento previo, va cayendo el enemigo, el triste y vacío enemigo, y se llena otra copa de whisky, para mí.
-No están mal.

Fui azul.
Durante un rato fui azul.
¡Vaya tortura de eternidad!
Durante un rato fui azul.
Fui azul.

-Pues si te pones a investigar solo un poco el panorama musical de por aquí te puedes encontrar a gente así. Sólo hay que investigar –reveló la dueña del bar.
-¿Traes a muchos grupos así?
-A los que voy descubriendo. O a los que se dejan descubrir. La mayoría de los genios siguen encerrados en sus lámparas, y les da un miedo terrible salir afuera.
-¿Y eso?
La dueña del bar se encogió de hombros rompiendo el armonioso ritmo de toda la estructura que refulgía en el vacío local.
-Supongo que temen no cumplir los deseos.
-¿Suyos o de los demás?
-Ambos –intuyó la dueña del bar-. Lo que primero quiere hacer un músico es disfrutar e imponerse a ese miedo escénico. Aunque lo primero que debe hacer es música. Hay muchos que por tener más sangre de payasos se plantan delante de la gente y hacen sus payasadas. Y no todos los payasos son originales, y desde luego, muy pocos payasos son originales. Aquel que no se descubre como único e inigualable seguirá siendo como… bueno… como lo mismo de siempre. Y lo peor, esa teoría de que todo está descubierto, de que no queda nada nuevo. Llevan diciendo eso más años que si sumáramos las edades de todos los que estamos por aquí.
-Somos poquitos.
-Sí, pero nunca insuficientes.
-Un brindis por los pocos y suficientes.
-Los verdaderos artistas.
¡Chin! Glu glu gluuuuuuu
-¿Y por qué no haces un concursos para esos verdaderos artistas? –sugirió él como si nada.
-¿Un concurso?
-Sí, o como se diga. ¿Certamen?
-Certamen suena más a premio literario.
-Pues entonces, concurso. Haz un concurso de músicos. Pon un premio jugoso y trae a lo mejor de la ciudad –él dejó la idea ahí, como un número de teléfono en una servilleta de papel.
La dueña del bar añadió el instrumento gutural de la carcajada.
-¿Crees que tengo dinero para hacer un premio jugoso? ¿O tiempo para buscar a grupos? Porque yo no quiero que venga cualquiera. Quiero que sean buenos. Cualquiera sabe tocar dos acordes.
-Pues déjame esa tarea a mí.
-¿Cómo?
-Soy mejor encontrando a gente que salvando a gente.
Ahí fue donde supo darle. Impacto justo bajo el cuello, rozando el corazón. ¡Oh, sentimientos! ¡Si pudisteis con la bestia, podréis con cualquiera!
La dueña del bar torció el gesto como si acabara de recibir un derechazo. Pero un derechazo permitido, a mitad de una batalla entre dos personas que se deben la vida. Al volver la cara, la magulladura era una sonrisa.
-¿Tienes alguna idea de alguien bueno que podría tocar?
-Alguien se me ocurre… -dijo él.
¡Chaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan! Pataplam. Chan.

1 comentario:

  1. Muy interesante. ¿Conseguirán encontrar participantes?

    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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